Diciembre, enero y febrero son meses en los que se pueden disfrutar de la grulla común, un ave singular que huye del duro invierno de los países de norte de Europa en busca de la calidez y el resguardo que le ofrecen las dehesas y las zonas húmedas castellanomanchegas.
Millares de grullas comunes han llegado a Castilla-La Mancha para invernar, lo que convierte a nuestra región, junto con Extremadura, en un lugar único para disfrutar de este singular atractivo ornitológico. Cada año se estima que la Península Ibérica recibe entre 70.000 y 80.000 grullas comunes, lo que suponen el 80 o 90% de estas poblaciones, que eligen alguna de las más de sesenta áreas de invernada que se conocen, muchas de ellas consideradas Áreas de Importancia para las Aves (IBA’s).
Tras recorrer un largo trayecto de más de 2.500 kilómetros, la grulla común llega a esta región proveniente de países como Noruega, Finlandia, Alemania, Rusia, Estonia, Polonia o Suecia, para ocupar unos territorios que le ofrecen el alimento que necesitan lejos de las bajas temperaturas que se registran en sus países de origen. Las grullas se convierten en estos meses en un atractivo para el turismo ornitológico, lo que provoca que un buen número de personas se desplace hasta los lugares que las cobija para disfrutar de su observación.
Este ave de plumaje gris no pasa desapercibida para nadie por su gran tamaño, ya que supera el metro de altura. Es fácil de localizar gracias a las figuras particulares que moldean sobre el cielo y el sonoro trompeteo que emiten cuando se desplazan. Se pueden observar mientras se alimentan en las dehesas de encinares o en los maizales, donde se puede descubrir por su andar pausado y reposado.
Las grullas pasan la mayor parte del día en los comederos, a los que llegan al amanecer, mientras que a la puesta del sol acuden a los dormideros que se encuentran en las zonas humedas. Algunos de sus lugares preferidos en la provincia de Ciudad Real son los parques nacionales de Cabañeros y Las Tablas de Daimiel, así como el Valle de Alcudia. Las lagunas de las zonas de Alcázar de San Juan y de Pedro Muñoz destacan por su importancia como lugares de paso.
Grupo de grullas cerca de Pueblo Nuevo del Bullaque. Hay ejemplares adultos y jóvenes (uno de ellos está anillado).
La Grulla Común (Grus grus) es un ave de gran envergadura y plumaje gris, que supera el metro de altura y sobresale por su gran belleza y elegancia. Además de su potente grito atrompetado que permite identificar el lugar donde se encuentran o localizarlas cuando por el cielo realizan sus característicos desplazamientos en los que forman figuras en forma de uve.
Según los ornitólogos, sobre la grulla común recaen grandes amenazadas que pueden provocar una drástica disminución de sus poblaciones. Las alteraciones que están reduciendo considerablemente los hábitats propicios para la invernada de estas aves, pueden condicionar muy seriamente su pervivencia. El arranque masivo de encinas o el trazado de nuevas líneas eléctricas que causa una gran mortalidad por choques con los cables, así como la caza, son otras de las amenazadas directas que inciden sobre esta especie.
Fuente: Lanza.
Imágenes: Mario de los Reyes.
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