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jueves, 17 de marzo de 2011

Ecologistas en Acción convoca manifestación contra la energía nuclear

Ecologistas en Acción de Ciudad Real ha convocado para mañana jueves, 17 de marzo, un acto en solidaridad con el pueblo japonés y de rechazo a la energía nuclear.

El acto consistirá en una concentración y lectura de un manifiesto a las 18:15 horas en la puerta del puerta de la Biblioteca General del Campus de Ciudad Real de la UCLM. En Fukushima Daichii se ha producido el segundo accidente más grave de la historia nuclear mundial, tras el de Chernobil.

Para Ecologistas en Acción se trata de un Nivel 6 en la Escala INES de sucesos nucleares, con una situación grave, especialmente del reactor número dos y un escape de sustancias radiactivas. Ecologistas en Acción reclama el cierre escalonado de las centrales nucleares empezando por la de Garoña (Burgos).

En estos momentos, explica la organización en un comunicado, están dañados los cuatro reactores que estaban funcionando en Fukushima I. La situación más crítica es la del reactor número dos en que la explosión dañó la contención y el combustible ha quedado desnudo. Además se han retirado las cubiertas exteriores de los reactores 5 y 6 para evitar nuevas explosiones, lo que hace aumentar la radiactividad ambiental.

Por otra parte, se ignora cuál es la situación de las piscinas de combustible gastado, aunque todo indica que la piscina del rector número cuatro ha sufrido daños. Esto añade un punto de peligrosidad porque en las piscinas están los residuos de alta actividad de la central y el agua que contienen está contaminada. No se puede sostener que las centrales japonesas hayan aguantado bien el terremoto y el tsunami dada la situación crítica en que se encuentran y dada la fuga radiactiva que ya se ha detectado a cientos de km de la central de Fukushima.

Para Ecologistas en Acción los sucesos de Fuskushima ponen de manifiesto el riesgo inherente al uso de la energía nuclear y aconsejan el abandono de esta fuente de energía. Aunque estos hechos sean improbables, acaban por producirse.

Las centrales nucleares españolas no están exentas de problemas que nos someten a riesgos inadmisibles. Las situaciones que pueden dar lugar a un accidente, llevando a la central fuera de sus parámetros de diseño pueden ser improbables, pero finalmente pueden suceder. Por más que se intente perfeccionar la seguridad, siempre pueden aparecer imprevistos con los que no se contaba y que pudieran dar lugar a accidentes graves. La central nuclear de Garoña (Burgos) es muy similar al reactor número de una de Fukushima I, pero con muchos más problemas de seguridad. Por tanto lo más razonable sería proceder al cierre de la central y no prolongar su vida hasta 2013.

La central nuclear de Cofrentes es, al igual que la de Garoña, de agua en ebullición, lo que las hace especialmente vulnerables ante sucesos externos a la central. En este tipo de centrales las tuberías de refrigeración del circuito primario, cargadas de vapor radiactivo, salen de la contención y recorren todo el recinto de a central. Un suceso que afecte los edificios exteriores y rompa esas tuberías daría lugar a un sucesos similar al sufrido por los reactores japoneses.

Además, el embalse de Tarancón, situado aguas arriba de la central, no soportaría el terremoto máximo que puede ocurrir en la zona. En caso, improbable, de que se produjera ese terremoto, las aguas inundarían la central agravando aún más los efectos de la rotura de la presa. La central nuclear de Almaraz I y II (Cáceres) tiene un sistema de refrigeración basado en la parte externa del embalse de Arrocampo, que tampoco está licenciado para tener resistencia a seísmos.

Por esto mismo se construyeron unos sistema de irrigación que bajaran el agua de la parte que sí está licenciada sísmicamente. Si se produjera un terremoto que rompiera el embalse, la central tampoco tendría garantizada la capacidad para evacuar el calor residual del reactor.

La central nuclear de Ascó I y II (Tarragona) está situada sobre una zona de arcillas expansivas que llegana desplazarse unos 10 cm al año, dependiendo de las lluvias. Esta situación obliga a una constante vigilancia de estas margas por parte del CSN.

Y la central nuclear de Trillo (Guadalajara) está situada no lejos de Escopete, donde se produjo un terremoto de grado 4,2 en 2007. Aunque el terremoto fue de baja intensidad, hay que tener en cuenta que los sismólogos no esperaban que se produjera en la zona de La Alcarria, que no se consideraba sísmicamente activa. Como se ve, muchas de las nucleares españolas tienen un situación de riesgo potencial, por lo que lo más sensato sería proceder al cierre escalonado, con el objetivo de prescindir de la energía nuclear en el horizonte de 2020.

Fuente: El Día de Ciudad Real, 16-3-2011

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