El dicho popular para tal día como hoy ‘Por San Blas, la cigüeña verás’ pierde fuerza, pero no porque no haya cigüeñas que ver, sino porque la frase podría retroceder a San Antón (17 de enero), Reyes (6 de enero), Santos Inocentes (28 de diciembre) y así hasta volver a la fecha de partida, porque hay muchas parejas de esta especie que se han olvidado de emigrar, se han asentado, se han hecho europeas, no quieren volver a África, y por tanto, se las puede ver en la Península Ibérica en cualquier fecha del año.
Paradójicamente, donde se las ve algo menos es en el más tradicional de los parajes ciudadrealeños para contemplarlas, el Camino de Sancho Rey, cerca ya de la ribera del Guadiana. Pero esa disminución no parece preocupar al jefe del Servicio de Espacios Protegidos y Vida Silvestre de la Delegación de Medio Ambiente, Víctor Diez, «es lógico que haya bajado la concentración, eso no quiere decir que haya ningún problema», afirma.
Paradójicamente, donde se las ve algo menos es en el más tradicional de los parajes ciudadrealeños para contemplarlas, el Camino de Sancho Rey, cerca ya de la ribera del Guadiana. Pero esa disminución no parece preocupar al jefe del Servicio de Espacios Protegidos y Vida Silvestre de la Delegación de Medio Ambiente, Víctor Diez, «es lógico que haya bajado la concentración, eso no quiere decir que haya ningún problema», afirma.
El técnico de la Consejería insiste en que aún hay ejemplares de Ciconia ciconia que se mantienen fieles a la tradicional migración entre África y Europa, aunque cada vez son más los que prescinden de emprender el viaje hacia el sur.
Las razones para esa novedosa querencia de las cigüeñas por Europa son básicamente dos, por un lado, el clima ya no es tan duro, el invierno es mucho más llevadero, y por otro, estos animales, que históricamente se alimentaban en las zonas pantanosas y los campos de pequeños mamíferos, insectos, anfibios, reptiles y hasta de moluscos, han encontrado una despensa prácticamente inagotable en aquello que rechazan los seres humanos, en la basura de los vertederos abiertos.Víctor Díez explica que el vertedero de Cabeza del Palo fue un factor importante para que la colonia de cicónidas del Camino de Sancho Rey -vinculada en su origen a la proximidad del río Guadiana- alcanzase su máxima concentración en los años 90, cuando podía reunir entre 50 y 70 parejas. Posteriormente, el sellado de la escombrera ha dado lugar a la dispersión de una parte de esa población. Sin embargo, al ser ésta una especie que no presenta ningún peligro de desaparición, tampoco se hace un seguimiento especial de sus individuos, ni siquiera de sus nidos, a pesar de que las parejas que siguen fieles al ciclo migratorio tienen la costumbre de volver al mismo que utilizaron el año anterior, acarrear nuevos materiales y ampliarlo.
En este sentido, Víctor Díez precisa que la última vez que se contaron los nidos que había en el paraje del Camino de Sancho Rey fue cuando un incendio destruyó la mayor parte de los árboles centenarios y los nidos que albergaban. Medio Ambiente realizó una auténtica operación inmobiliaria destinada a reponer los nidos y evitar que las aves buscaran otro paraje en el que criar a los cigoñinos. En aquel entonces, entre los años 2002 y 2003, se instalaron cuarenta nidos artificiales, compuestos por un poste de varios metros que sostenía en su extremo una plataforma circular, como una rueda de carro, un rejilla de malla metálica y un pequeño círculo formado por ramitas para darle forma de nido.
Cuando las cigüeñas retornaron a sus antiguos nidos se asentaron en los que ofrecía la mano del hombre sin mayores problemas, aunque mantuvieron su costumbre de acumular nuevos materiales para hacerlos más amplios y cómodos. Ahora esos nidos siguen en uso, pero las cigüeñas tienen más fácil conseguir alimentos en otros municipios de la provincia ciudadrealeña y son esos parajes los que ven llegar a nuevas parejas, porque para muchas África ha perdido atractivos.
DIEGO FARTO. La Tribuna
Fotografía: Rueda Villaverde
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