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jueves, 23 de junio de 2011

Primer éxito en la reproducción asistida del águila imperial ibérica

Tras dos décadas de trabajo, el Centro de Estudios de Rapaces Ibéricas de Sevilleja de la Jara (CERI) ha conseguido que nazca un polluelo de águila imperial en cautividad.

El equipo de investigadores, liderado por el veterinario José Manuel Blanco, ha presentado en sociedad a María Airam, el primer ejemplar de águila imperial ibérica nacido en cautividad mediante técnicas de reproducción asistida. Nació el pasado 7 de mayo, tras 42 días de incubación natural realizada por una pareja de águilas reales.

El pollo es el final de una larga etapa de investigación, pero también supone el inicio de un proceso de reproducción que permita la pervivencia del águila imperial ibérica en el mundo ante la amenaza que cierne sobre la especia. Según el último censo nacional, de Segovia a Cádiz existen 283 parejas de águilas, de ahí la importancia de este nacimiento y de la técnica empleada, pues no todas las especies son susceptibles de reproducirse de forma asistida.

Sobre el futuro de la polluelo, el veterinario indicaba que se quedará en el centro, donde permanece en contacto directo con los integrantes del equipo de investigación para crear vínculos de relación que en unos años faciliten su reproducción asistida y puesta de huevos para el nacimiento de nuevos polluelos. «A los tres años podrá poner huevos fecundados», comentaba Blanco, satisfecho en los años de estudio y con el resultado final de una larga y complicada etapa.

Que el CERI haya logrado el nacimiento de un águila imperial ibérica en cautividad es una garantía para el animal. «Que podamos tener descendientes de águila imperial en cantidad es un seguro de vida para la especie», reafirmaba Blanco, cuyo objetivo es lograr su emparejamiento con la rapaz para que la reproducción asistida en un futuro se produzca sin incidencias.

Maria Ariam conoce bien la cámara. Y es que durante los últimos días han pasado por el CERI numerosos periodistas interesándose por el proyecto y por ella, ya que pasará a la historia como la primera águila imperial nacida por reproducción asistida.

24 horas al día. Los técnicos del centro controlan a la polluelo las 24 horas del día con una cámara de vídeo conectada a un ordenador. Por el día, la rapaz permanece al aire libre en un recinto alambrado de grandes dimensiones aislado con malla de mosquitos e insectos que puedan transmitir por sus picaduras enfermedades que perjudiquen el crecimiento de María.

En este recinto, Blanco ha ubicado un cuenco con agua y un nido con ramas y hojas para despertar el instinto de supervivencia y protección en el animal. «Son animales de costumbres, ya está empezando a aletear y a coger fuerza, e incluso a desarrollar el instinto de caza», comentaba el director del proyecto, entusiasmado con los resultados.

La alimentación de María se basa en carne, principalmente de conejo y rata, aunque los primeros días fue criada con sangre y suero, además de permanecer unas horas en contacto con la yema del cascarón por su alto contenido en vitaminas.

De los 92,90 gramos que pesó al nacer, la rapaz ha alcanzado ya los tres kilos. En concreto, María pesa 3,300 kilos y llegará en las próximas semanas hasta los cuatro kilos y medio.

Cada noche, la rapaz es trasladada en un cesto de mimbre al interior de las instalaciones, donde los responsables del proyecto, entre los que se encuentran Pedro Pablo González y Francisco Cecilio, han construido otro nido para que María se habitúa a su verdadero entorno natural.

Con este proyecto, explicó Blanco, el CERI ha demostrado que es posible obtener descendencia de águilas salvajes irrecuperables utilizando técnicas asistidas, de lo cual no había certeza científica hasta la fecha. Los padres de María, llegaron al centro electrocutadas con lesiones severas, quedando irrecuperables o no aptas para su liberación, por lo que forman parte de las 26 águilas imperiales que viven en el CERI.

Fuente: La Tribuna.

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