SOCIEDAD ESPAÑOLA DE ORNITOLOGIA DE CIUDAD REAL

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lunes, 12 de abril de 2010

Hay que poner racionalidad en el uso del agua

Miguel Álvarez y Santos Cirujano, investigadores del CSIC que trabajan en un estudio de largo alcance sobre el Alto Guadiana en el último siglo para la CHG, analizan la situación actual de la Reserva de la Biosfera de La Mancha Húmeda y su posible recuperación.

¿Cómo ha sido la evolución histórica del Alto Guadiana y cuál es su situación actual?

Miguel Álvarez (MA): El Alto Guadiana es una cosa que existe desde hace unos dos millones de años con sus ríos, embalses naturales, lagunas y humedales, y que durante este tiempo ha llevado una evolución puramente natural. No ha sido hasta bien entrado el siglo XX, debido al llamado desarrollo económico, cuando ha habido unos cambios muy acelerados en el territorio y en sus ecosistemas.

Los cambios se han debido fundamentalmente al desarrollo exacerbado del regadío, que ha esquilmado en gran medida los recursos hídricos subterráneos del Alto Guadiana, y también al aumento de las aguas residuales que producían los pueblos y ciudades de esta zona, que llegaban sin depurar a las lagunas y humedales y también a los acuíferos, contaminándolos.

Es un proceso que lleva ocurriendo desde hace 30 años. Los ministerios de Medio Ambiente comenzaron a declarar sobreexplotados los acuíferos durante los años 80 y principios de los 90, pero las cosas han ido marchando sin que se pusiera remedio a esta debacle ambiental que ha sufrido el Alto Guadiana.

Recientemente, las distintas fuerzas sociales y políticas han puesto en marcha el Plan Especial del Alto Guadiana (PEAG) para ver si, de una vez por todas, introducían un poco de racionalidad en el uso del recurso agua, para preservarlo para generaciones futuras y para que los ecosistemas del Alto Guadiana tuvieran un futuro, ya que hasta hace poco estaban degradándose de una manera casi imparable.

¿Creen que la problemática existente en el Alto Guadiana, relacionada con la sobreexplotación de sus acuíferos, tiene parecido en algún otro lugar del país?

Santos Cirujano (SC): Si nos referimos a los humedales, similar a Doñana, donde está ocurriendo el mismo proceso que en Daimiel. Lo único que Doñana tiene más de 50.000 hectáreas y aquí en Daimiel son 2.000, es más acusado. El proceso es muy parecido: incremento del uso agrícola del territorio, extracciones de agua subterráneas y contaminación.

¿Se están llevando a cabo medidas correctoras en Doñana que pudieran aplicarse aquí?

SC: La mentalidad de Doñana es algo diferente a la mentalidad de La Mancha. Allí se han dado cuenta de que tener un parque nacional es una joya y que es explotable: crea trabajo y desde el punto de vista turístico es un bien que hay que potenciar. Y en La Mancha este tema todavía no se tiene muy claro. Ahora estamos ante una ocasión única para potenciar el PEAG, hacer una serie de actuaciones y poner en valor lo que es la Mancha Húmeda, y todavía estamos discutiendo cuáles son los límites de la Reserva de la Biosfera.

Hablando de la Reserva de la Biosfera de la Mancha Húmeda. ¿Están de acuerdo con la solicitud de descalificación planteada por los grupos medioambientales?

SC: Como decía Miguel, aquí hay que poner un poquito de racionalidad. Lo que no parece lógico es que si en 2007 se aprueba un Plan Especial del Alto Guadiana, que tiene como misión recuperar las lagunas de la Reserva de la Biosfera y del Alto Guadiana, incluidas Las Tablas, a los pocos meses se pida la descatalogación de unos ecosistemas que teóricamente se van a recuperar en un plazo determinado, siguiendo las directrices del PEAG. Lo más lógico habría sido esperar y criticar si este plan no funciona o demandar que funcione más deprisa.

Luego hay unos conceptos que no están muy claros desde el punto de vista de las asociaciones conservacionistas. Más del 50% de las lagunas de la Reserva de la Biosfera de la Mancha Húmeda no dependen del acuífero, ya que son endorreicas, que se llenan con el agua de lluvia. Y cuando se pidió la descatalogación, por ejemplo, había lagunas endorreicas que tenían sus máximos históricos de inundación. Es decir, que no todo es blanco o negro, y si hay un plan especial, lo que tengo que hacer es apoyarlo con todos los defectos y virtudes que tenga, porque no hay ninguno que sea perfecto.

MA: Estoy totalmente de acuerdo. Creo que es una ocasión histórica única, y me parece que la sociedad castellano-manchega, dentro de la cual están también estos grupos ecologistas, debería ponerse a aunar todos los esfuerzos posibles para restaurar una situación que no es fácil y que no se va a producir de la noche a la mañana. Los actos de magia no existen.

Es un momento en el que todo el mundo debería arrimar el hombro y los grupos ecologistas, con su actitud crítica podrían ser muy útiles para concienciar un poco más a la sociedad, pero el punto de vista habitual que tienen es decir que cualquier actitud y cualquier medida que se toma es mala por definición. Esto tampoco beneficia a la recuperación y restauración de los humedales y acuíferos del Alto Guadiana.

¿En qué situación se encuentra actualmente el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel? ¿Es posible su recuperación y conservación?

SC: Las Tablas están llenas de agua y vienen muchos turistas a verlas. Esto ya ocurrió en 1997, son ciclos. Lo que pasa es que hay que diseñar las medidas adecuadas para su conservación. Nosotros diseñamos el Plan Regata (Recuperación Gradual de Las Tablas), porque somos conscientes de que, aunque se llenen un año, no están recuperadas.

Los ecosistemas necesitan su tiempo para evolucionar y volver a tener, si no la riqueza que tenían en su día, parecida o de otro tipo, pero acorde con las características y sobre todo con la calidad de agua. El parque necesita tener agua y que sea de calidad. Lo que hay que diseñar son una serie de actuaciones sostenidas en el tiempo, para que cuando haya menos agua el humedal tenga un volumen ecológico mínimo, que le permita seguir funcionando como humedal.

En su opinión, ¿qué papel han de tener en el futuro los trasvases de agua a Las Tablas?

SC: Daimiel es un humedal que tenía una alimentación más o menos compleja, es decir, venía agua del Guadiana, del Cigüela, de los arroyos y del acuífero. Nosotros decimos que esa alimentación compleja hay que sustituirla también con un tipo de alimentación complementaria. Yo seguiría manteniendo los trasvases cuando sean necesarios, pero buscaría otras fuentes de alimentación, como son los pozos que se han adquirido e incluso otras fuentes dentro de la misma cuenca, si es posible. Y todo ello para intentar asegurar unos volúmenes mínimos: cuando no venga de un lado, que venga de otro. Quizá en el 2027, cuando termine el PEAG, se haya recuperado el acuífero, pero hasta entonces hay que estar actuando continuamente.

¿Es el PEAG la solución a los problemas anteriormente reseñados? ¿Cómo valoran su desarrollo?

SC: El PEAG es un plan que se había estado reclamando desde hacía años. Pues ya está aquí y, a pesar de la época de crisis que atravesamos, tiene unas miras más amplias, hasta el 2027 e incluso puede ser prorrogado. Contempla una serie de actuaciones que no sólo van dirigidas a la recuperación del acuífero, sino también a la compra de terrenos, a la depuración del agua, a la concienciación ciudadana, a la repoblación, etc. Es decir, el PEAG tiene unas líneas bien definidas y estructuradas. Sus objetivos se obtendrán al 100% o no, pero lo que sí es necesario que los ciudadanos manchegos se den cuenta de que ha costado mucho realizar ese plan y que deben apoyarlo.

Por eso digo, que la mentalidad del entorno de Doñana es distinta a la que hay en La Mancha. Allí saben que tienen un bien que pueden potenciar, y aquí todavía no lo saben. Por eso digo que todos los castellano-manchegos deberían apoyar el PEAG como una fuente de recursos para el territorio, aunque sólo fuera por eso. Si se deja pasar esta oportunidad, pues seguramente el dinero vaya a parar a otro sitio.

MA: Es más, precisamente en la zona de Doñana ya hay voces que lo están diciendo: como los manchegos no apoyen el Plan Especial del Alto Guadiana, que nos den a nosotros todas esas inversiones. Por eso, me parece que la sociedad castellano-manchega debería ser la primera interesada en que las inversiones se quedaran aquí y no fueran a parar a Andalucía.

¿Consideran que las medidas del PEAG responden al reto de modernizar la agricultura haciéndola compatible con la conservación medioambiental?

SC: Eso es a lo que hay que tender. Una agricultura que no mire a cuatro años, sino a medio y largo plazo. Eso sería lo ideal para un territorio y para toda la agricultura de un país. Lo lógico es que la conservación del territorio vaya de la mano de un desarrollo sostenible, pero a lo mejor, como ya están diciendo, hay que detener ese desarrollo porque el territorio no da para más. Si nosotros calculáramos los millones de litros que se pierden en la agricultura en productos que se obtienen y que luego no salen al mercado, nos tiraríamos de los pelos. Yo creo que hay un margen bastante grande para hacer un desarrollo agrícola más ajustado a las necesidades y a la disponibilidad de agua que hay en este territorio.

¿El Plan Especial del Alto Guadiana puede llegar a solucionar las situaciones de ilegalidad de forma compatible con la recuperación ambiental?

SC: La ilegalidad o alegalidad es un problema que viene desde hace mucho tiempo, pero no fue hasta hace poco cuando este asunto se puso sobre la mesa y se pusieron las primeras denuncias. Creo que es un problema de concienciación de los regantes, de sentarse y ver los datos, ver qué recursos hay disponibles y repartirlos. No es tan difícil, en otros puntos de España ya se ha hecho. Todo es cuestión de hablar y negociar, porque soluciones hay.

Por último, ¿cuál es su opinión sobre la creación de un consorcio para gestionar el PEAG? ¿Qué papel debería jugar en el desarrollo del plan?

MA: Es imprescindible que un plan especial tenga un organismo que lo controle, lo impulse, que hable con todos los sectores sociales, que intervenga en un país administrativamente tan complejo como el nuestro. Sin un organismo de esta clase, el PEAG por arte de magia no funcionaría.

El Consorcio nació con la voluntad de hacer muchísimas cosas y ahora, por la situación socio-económica, se ha encontrado con que no puede hacer todas las que quisiera. Con las herramientas y los recursos que tiene, el Consorcio está haciendo más de lo que haría alguien en su sano juicio; están trabajando demasiado en relación con los recursos disponibles. Por eso creo que este organismo debe ser apoyado a muerte por los ciudadanos de Castilla-La Mancha.

SC: Al Consorcio, tal y como está diseñado, deberían darle más atribuciones de las que todavía tiene. La Junta de Comunidades tiene un abanico de actividades muy amplio y hay cosas a las que no llega y el Consorcio sí podría hacerlo. Lo que no hay que hacer nunca es pararse, pero sí ir cada vez un poco más deprisa.

Fuente: El Día

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