La aportación de agua al Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel desde el propio Acuífero 23 a través de 20 pozos es la medida más inmediata que se adoptará para frenar los incendios de turbas que actualmente se encuentran activos en el humedal manchego.
El Consejo de Ministros aprobó el viernes utilizar una veintena de sondeos y nuevos pozos para bombear agua procedente de los derechos adquiridos por el Organismo Autónomo Parques Nacionales, con un volumen de entre tres o cuatro hectómetros cúbicos, con la finalidad de extinguir la combustión de turba y preparar las áreas inundables para la aportación de caudales procedentes del trasvase Tajo-Segura.
Con el agua de estos pozos se podría, con gran facilidad de construcción y explotación y de economía de implantación relativa, aportar agua en los lugares que se precisen inundar para lograr extinguir los incendios internos de turbas.
Las actuaciones planteadas son la construcción o renovación y mejora de 20 pozos de una media de 60 metros de profundidad, que se entubarían con PVC roscado de unos 300 milímetros de diámetro y empaque de grava silícea, adecuadamente dimensionada, según el Gobierno.
Además, se llevaría a cabo la instalación de sistemas de bombeo que permitirían bombear cien litros/segundo por cada bomba, con una capacidad total de dos metros cúbicos/segundo.
La obra de emergencia se complementará con la instalación de diez kilómetros de tubería hasta las zonas encharcables y de entrada del río Gigüela al Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel.
Asimismo, se llevará a cabo la instalación de la alimentación eléctrica de los pozos, con una potencia total instalada aproximada de 800 kilovatios.
El presupuesto asciende a 8.500.000 euros y el plazo de ejecución se estima en tres meses. Las instalaciones entrarán en funcionamiento a medida que se vayan terminando, con lo que, desde el inicio de las obras, cada semana se debería estar bombeando con tres bombas nuevas.
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