SOCIEDAD ESPAÑOLA DE ORNITOLOGIA DE CIUDAD REAL

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miércoles, 25 de junio de 2008

La reintroducción de aves sólo debería utilizarse como último recurso

SEO/BirdLife ha presentado un documento en el que expresa su posición ante los numerosos proyectos de conservación de especies amenazadas fuera de su hábitat natural (cría en cautividad, reintroducciones e introducciones) que se están desarrollando en España.

Para SEO/BirdLife, la gran mayoría de los programas de reintroducción de aves amenazadas que se realizan en España son innecesarios para su conservación, si no acaban perjudicándola porque consumen recursos que podrían destinarse a medidas útiles para su preservación en el hábitat natural.

Sólo media docena de los 119 proyectos de reintroducción de aves de los que tienen constancia cumplen satisfactoriamente las condiciones que deberían reunir.
Los controles son muy deficientes, ya que, generalmente, no se informa sobre su desarrollo, las administraciones no los conocen y suelen carecer de permisos y de controles sanitarios, ha señalado el coordinador del Área de Conservación de SEO, Juan Carlos Atienza.

"No es oro todo lo que reluce", asegura Alejandro Sánchez, director ejecutivo de SEO, al referirse a esa cuantiosa cantidad de proyectos de los que "no sabemos casi nada". "Por lo que se ve, están de moda, y deben de proporcionar réditos políticos". Las reintroducciones mal hechas pueden introducir variedades genéticas diferentes de la especie amenazada o transmitir enfermedades a la población silvestre, como cuando se soltaron cernícalos primilla enfermos.

Por otro lado, los programas de cría en cautividad suelen fracasar y contribuyen a extender la falsa percepción de que 'no importa hacer carreteras o aeropuertos porque siempre se pueden soltar ejemplares criados en cautividad', afirmó.

La reintroducción de ejemplares criados en cautividad o procedentes de otras regiones sólo debería utilizarse como medida extrema, cuando la población sea tan escasa que aunque se eliminaran las causas de su declive no podría recuperarse por sí sola, ha apuntado Mario Díaz, científico del CSIC y asesor de SEO. Y resulta imprescindible que ese umbral de actuación sea determinado mediante estudios demográficos específicos (análisis de viabilidad de poblaciones). Si la población no ha caído por debajo de ese tamaño crítico, la reintroducción no pararía el declive, ya que persistirían sus causas originales y, además, sería innecesaria, puesto que si se eliminaran las amenazas a la especie, ésta se recuperaría por sí sola.

Las especies en situación crítica son muy pocas en España, donde sólo estaría justificado la realización de cuatro o cinco programas de reintroducción para aves como el avetorillo, el pinzón azul de Gran Canaria, el milano real o el alimocho canario. No son adecuados en el caso del águila imperial, que se está recuperando por las medidas de conservación en su hábitat y cuyo programa de reintroducción en Andalucía 'es un desastre de principio a fin', ha señalado Alejandro Sánchez.

Por lo general, el empleo de tales técnicas confirma una mala gestión previa de la especie y su hábitat. Los programas de cría en cautividad son, sin embargo, 'muy sexys' para los políticos porque dan titulares que pueden otorgar prestigio o lavar la mala imagen de un Gobierno como el de la Comunidad de Madrid, que intenta camuflar 'una carretera ilegal' con la cría en cautividad del águila imperial, 'cuando hasta en la Consejería de Medio Ambiente reconocen que no cabe ni un águila más', ha afirmado Sánchez.

SEO pide un plan nacional que establezca criterios como la realización de controles sanitarios y genéticos bajo supervisión de expertos, que la Administración se responsabilice de los programas y que se diseñen planes de recuperación de las especies que aseguren una continuidad.

Los únicos proyectos que considera moderadamente adecuados son, actualmente, el de reforzamiento de la población de águila imperial en Doñana, el de reintroducción del quebrantahuesos en Andalucía y de la focha moruna en Baleares y Valencia y la cría del Calamón en Cataluña y del urogallo en Asturias.

"Nos dicen que somo unos tiquis miquis y que lo importante es la acción y no los papeles, pero nosotros pedimos que todos estos planes cumplan con las pautas que marca la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza que pide que exista plan de recuperación", asegura Alejandro Sánchez.

POSICIÓN DE SEO/BIRDLIFE

La gestión ex situ debe considerarse únicamente en circunstancias excepcionales, como complemento a la gestión conservacionista in situ.

Debería iniciarse únicamente cuando exista una comprensión suficiente de la biología del taxón en cuestión y de los requerimientos para su gestión ex-situ, que proporcionen una probabilidad razonable de que el programa vaya a tener éxito.

Los programas de conservación ex situ deben ser responsabilidad de las administraciones dado que:
a) son las competentes en la conservación y protección de la naturaleza
b) iniciar un programa de este tipo puede conllevar restricciones y obligaciones para los ciudadanos
c) la mayoría de las condiciones previas para poderlos llevar a cabo dependen de la administración.

Fundaciones u otras ONG pueden colaborar o incluso tener un papel activo en su ejecución, pero siempre bajo el amparo, conocimiento y consentimiento expreso de las administraciones competentes.

Estos programas deben estar contemplados en la estrategia nacional para la conservación de la especie y en los respectivos planes de recuperación autonómicos, así como tener el visto bueno de la Comisión Estatal para el Patrimonio Natural y la Biodiversidad, de acuerdo con lo dispuesto en la Ley 42/2007, ya que las actuaciones que se desarrollan en una comunidad autónoma pueden afectar en muchos casos a las vecinas.

Los objetivos y el propósito general deben estar claramente enunciados, y ser acordados entre las organizaciones participantes en el programa y otros posibles interesados, como los propietarios de los terrenos donde vaya a realizarse la reintroducción.

Debe establecerse un comité de seguimiento que asesore y evalúe el programa. Este comité debe incluir al menos a las administraciones implicadas (Ministerio de Medio Ambiente, CCAA afectadas, representantes de otros países afectados, etc.), a expertos independientes en la especie y su manejo o el manejo de su hábitat, a científicos en biología de la conservación y análisis poblacionales, y a ONG ambientales.

Dada la trascendencia pública y el coste que tienen este tipo de programas, deben ser realizados con la máxima transparencia y participación, teniendo además en cuenta que suelen involucrar cuantiosos fondos públicos.

Fuentes:

- El Mundo http://www.elmundo.es/elmundo/2008/06/24/ciencia/1214329220.html

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