Miles de grullas comunes (Grus grus) han comenzado en las últimas semanas a decir adiós a Castilla-La Mancha para iniciar un gran viaje de retorno a sus lugares de cría, en la zona norte de Europa, después de haber pasado casi cinco meses en territorio castellanomanchego.
Ornitólogos ciudadrealeños aprovechan estos días para disfrutar de la observación de los grandes bandos de estas aves que se vienen concentrando para iniciar el gran peregrinaje de vuelta a sus países de origen, que les llevará a recorrer más de dos mil quinientos kilómetros de distancia.
Países como Noruega, Finlandia, Alemania, Estonia, Polonia y Suecia volverán a ser el punto de destinos de las grullas que han permanecido en la región durante estos meses.
Llegaron en octubre huyendo de las gélidas temperaturas del norte de Europa y buscando un lugar que las cobijara y les ofreciera alimento suficiente para pasar el invierno.
Las grullas regresan a sus cuarteles de invierno donde a partir de abril y mayo comenzará el periodo de cría.
En la actualidad, la grulla común se reproduce por toda la franja septentrional de la región paleártica, que ocupa desde los terrenos de la Península Escandinava hasta las proximidades de la zona central de Siberia.
También se distribuyen por el norte y este de Alemania y de la República Checa, Ucrania, el Turquestán Ruso y Chino y por Mongolia, existiendo además colonias aisladas en Dobrogea, Turquía y la región transcaucasiana.
Cada año, en su éxodo, como si se tratara de una gran autopista, las grullas utilizan la conocida ruta Occidental para volver a casa, que les lleva a puntos estratégicos como la laguna de Gallocanta en Zaragoza, desde donde se preparan para atravesar los Pirineos y llegar al suroeste de Francia en las zonas de las "Landes de Gascogne".
Desde este punto, parten hacia la región francesa de los lagos Der y Chantecop, volando posteriormente hacía la isla alemana de Rügen o la zona del río Oder, donde emprenden su último viaje hasta sus lugares de origen.
Este año la abundancia de alimento en los distintos lugares de Castilla-La Mancha ha permitido la presencia de un mayor número de ejemplares con respecto a los de otros años, según han comentado algunos ornitólogos a Efe.
Estas aves, han sugerido, aún pueden verse unas semanas más aunque poco a poco se irán marchando "hasta el año que viene".
Los ornitólogos han comentado que es habitual durante estos días observar en el cielo las grandes formaciones en uve que conforman los bandos de estas aves, que se llegan a ver cruzando incluso grandes núcleos urbanos como Madrid.
Ornitólogos ciudadrealeños aprovechan estos días para disfrutar de la observación de los grandes bandos de estas aves que se vienen concentrando para iniciar el gran peregrinaje de vuelta a sus países de origen, que les llevará a recorrer más de dos mil quinientos kilómetros de distancia.
Países como Noruega, Finlandia, Alemania, Estonia, Polonia y Suecia volverán a ser el punto de destinos de las grullas que han permanecido en la región durante estos meses.
Llegaron en octubre huyendo de las gélidas temperaturas del norte de Europa y buscando un lugar que las cobijara y les ofreciera alimento suficiente para pasar el invierno.
Las grullas regresan a sus cuarteles de invierno donde a partir de abril y mayo comenzará el periodo de cría.
En la actualidad, la grulla común se reproduce por toda la franja septentrional de la región paleártica, que ocupa desde los terrenos de la Península Escandinava hasta las proximidades de la zona central de Siberia.
También se distribuyen por el norte y este de Alemania y de la República Checa, Ucrania, el Turquestán Ruso y Chino y por Mongolia, existiendo además colonias aisladas en Dobrogea, Turquía y la región transcaucasiana.
Cada año, en su éxodo, como si se tratara de una gran autopista, las grullas utilizan la conocida ruta Occidental para volver a casa, que les lleva a puntos estratégicos como la laguna de Gallocanta en Zaragoza, desde donde se preparan para atravesar los Pirineos y llegar al suroeste de Francia en las zonas de las "Landes de Gascogne".
Desde este punto, parten hacia la región francesa de los lagos Der y Chantecop, volando posteriormente hacía la isla alemana de Rügen o la zona del río Oder, donde emprenden su último viaje hasta sus lugares de origen.
Este año la abundancia de alimento en los distintos lugares de Castilla-La Mancha ha permitido la presencia de un mayor número de ejemplares con respecto a los de otros años, según han comentado algunos ornitólogos a Efe.
Estas aves, han sugerido, aún pueden verse unas semanas más aunque poco a poco se irán marchando "hasta el año que viene".
Los ornitólogos han comentado que es habitual durante estos días observar en el cielo las grandes formaciones en uve que conforman los bandos de estas aves, que se llegan a ver cruzando incluso grandes núcleos urbanos como Madrid.
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